sábado, 27 de septiembre de 2014

Anexo: documentos CMC (chasis tractor e implementos)

A fines de la década del 50', existió un fabricante llamado Sociedad Industrial Argentina S.A.C.F e Inmobiliaria, situado en Liniers 256, de la localidad bonaerense de Ciudadela.
Éste, presentó el "chasis tractor CMC", el cual según folleto aseguraba: "La aplicación múltiple del chasis tractor "CMC", lo hacen la máquina automotriz más completa de nuestra mecánica agrícola.
Su utilización con plataforma hileradora, aparato triturador de malezas y sembradora, son al par que una realidad feliz, el paso inicial para un futuro de mecanización total.
Es ideal como tractor liviano para ayudar en tareas agrícolas, traslado de elementos de trabajo y como motor fijo en innumerables aplicaciones, como ser bombeo de líquidos, movimiento de aparejos para emparvar, apilar fardos, bolsas, maíz en traje, etc".

Lugar de fabricación: Ciudadela, Provincia de Buenos Aires.

Inicio de fabricación: 1958
Fin de fabricación: 19XX
Origen: Argentina

Motor: Deutz F3L514
Ciclo: Diésel cuatro tiempos
Cilindros: 3 en línea
Cilindrada (cc): 3990
Diámetro x Carrera (mm): 110 x 140
Potencia a la polea (HP): 48,19
Potencia (HP DIN): 50
Régimen (RPM): 1800
Relación de compresión: 19,2:1
Orden de inyección: 1-3-2
Sistema de combustible: inyección indirecta Bosch con regulador centrífugo
Lubricación: circulación forzada con 2,5 a 4 atm de 1800 RPM de presión
Filtro de combustible: tubular de fieltro (prefiltro) 1/2 litro y estrella de celulosa (principal). Alimentación: cámara de turbulencia en tapa de cilindros.
Filtro de aire: baño de aceite con pre separador centrífugo.
Refrigeración: por aire (turboventilador) con correa en "V"
Tracción: 2WD delantera
Transmisión: a cadenas, a las ruedas delanteras.
Dirección: a la rueda trasera, timonera.
Sistema eléctrico: 12V. Batería: 2x6V 135Ah. Dínamo: 12V 130W accionado por correa en "V".

CAPACIDADES
Tanque de combustible (litros): 50
Aceite (litros): 7,5
IMPLEMENTOS
Eran tres los implementos que se podían acoplar al chasis tractor, a continuación, se los describe a cada uno.
Plataforma hileradora "CMC": aplicada al chasis tractor, 16 pies de corte. Descarga al centro mediante dos lonas de tela engomada. 
Su patín de acero permite trabajar casi a ras del suelo.

Trituradora de malezas "CMC": devuelve al suelo lo que destruye en malezas, las que elimina a ras del suelo. 
Cuchillas de acero Siemens Martin de fácil intercambio.

Sembradora "CMC" de 20 discos: de rápida aplicación al chasis
tractor "CMC", que se transforma así en la PRIMERA SEMBRADORA AUTOMOTRIZ ARGENTINA. 
Adaptable a todos los cultivos. Con rueda timonera de fácil maniobra.


Material: Tadeo Buratovich / David Venesia.

CMC - Creus, Martin & Cía

Empresa fundada en las primeras décadas del siglo XX, y radicada en la localidad de Ciudadela, parte sur del partido bonaerense de Tres de Febrero, en el oeste del conurbano bonaerense.
Primeramente denominada como Creus, Martin & Cía S.R.L., su principal actividad era la fabricación de implementos y repuestos agrícolas: léase cadenas para máquinas agrícolas de acero estampado chato, recolectores reforzados, moto bombeadores con motores eléctricos o a explosión, entre otras cosas.
Ya para fines de la década del 50', presenta un chasis tractor de tres ruedas que podía montar implementos tales como sembradora, hileradora o trituradora de cereales.
Ahí es cuando cambia su razón social, para pasar a ser CMC.

jueves, 25 de septiembre de 2014

El Granjero

Empresa metalúrgica establecida en la localidad de 9 de Julio, ubicada en el interior de la provincia de Buenos Aires, fundada en el año 1950, por lo tanto estamos avalados por más de 60 años de trayectoria y permanencia en el mercado, aspectos que demuestran nuestra calidad y seriedad.
Ubicada en calle Cavallari 1010 (posteriormente en calle Santa Fe 660), de 9 de Julio - Buenos Aires.
Productora de pequeños tractore e implementos varios, desmalezadoras rotativas con toma de potencia para tractor y desbrozadoras automotrices.
La marca "El Granjero" fue representada por Juan Fullana S.A. y durante los 90's se dedicó también a importar desde Japón los afamados tractores Yanmar.
Contaba con representantes en Pilar (Buenos Aires), Capital Federal, Bolívar, Trenque Lauquen, Mercedes (Corrientes), Santa Rosa (La Pampa) y Resistencia.

martes, 23 de septiembre de 2014

Bonsig - Bonsignore

La empresa Bonsig se dedica a los cereales, máquinas, desmontes, maní máquinas implementos, máquinas agrícolas, máquinas agrícolas accesorios repuestos, máquinas agrícolas implementos, máquinas agrícolas rastra dientes. Está ubicada en la calle Juan B. Alberdi 209 (5972) de Pilar, Córdoba.
En los 80's la firma Bonsignore de Pilar (Provincia de Córdoba) revoluciona la tendencia de cosecha de maní, presentando una cosechadora multi cilíndrica para cosechar en verde y un silo secador de malla de alambre, con tubo central (muy revolucionario).

domingo, 21 de septiembre de 2014

Promi

Empresa creada a mediados de la década de 1950, en la localidad santafesina de Las Parejas (distante 102 km al oeste de la ciudad de Rosario) cuyo domicilio era Calle 10 n° 490 y teléfonos eran (0471) 71129 o 71353.
En Buenos Aires, tenía sus oficinas en calle Carlos Pellegrini 1175 7°D, de la Capital Federal.
Además de la fabricación de tractores articulados (muy en boga en la década del 80'); se dedicaron a la fabricación de rastras de discos, sembradoras, vibro cultivadores, rolos planchadores, trituradores de monte, cortadoras de maleza, arados, palas topadoras, desarraigadoras, defensas y ruedas de hierro para tractores y algunas cosas más.
Cerró sus puertas en la década del 90'. En la actual ubicación de Promi se encuentra la empresa Bufalo S.A. que utiliza la marca Super Walter para sus sembradoras.

TESTIMONIOS
Según mensaje recibido de parte de Darío Ortega: "mi padre, el ing. Héctor Ortega (alias TORO) quien lamentablemente falleció en marzo de 2018. El fue un protagonista de la era agroindustrial de los años 70 y 80, hubiera sido fantástico que tuvieran la información de primera mano, yo lo he acompañado en la industria pero mucho después del cierre de PROMI, por lo que lo que la información que tengo es un poco imprecisa. De cualquier manera tengo bastante información original y fotos que tengo que recopilar. Me va a llevar un rato acomodar todo pero prometo que en cuanto lo tenga les envío copias digitales de todo. Se que a el le hubiese encantado participar de su blog. Mi padre junto a otros compraron Promi y se dedicaron a fabricar tractores articulados hasta la época de Alfonsín, cuando, como tantos otros, quebraron. De esto debe haber documentos más precisos si queda algo en los archivos de mi padre".
Otros contribuyentes, afirman: "El tractor ya estaba discontinuado para cuando visité la fábrica junto a mi hermano y pertenecía a otra empresa, pero nos contaron mucho sobre la fabricación. Quedaban muchas partes, recuerdo había varías cabinas tiradas afuera, eran de fibra las últimas".

viernes, 19 de septiembre de 2014

Alcides + A.A.S.A

El siguiente texto fue escrito por el ingeniero Jorge A. Wagner.
Historia de AASA Autoelevadores Argentinos S.A.: AASA, Autoelevadores Argentinos S.A. nace como empresa a fines de la década del 40.
Según los datos de transmisión oral que hemos podido recabar, entre 1947 y 1948, en uno de los habituales viajes a los EEUU de uno de los hijos de un acaudalado empresario argentino, en esta oportunidad acompañado por dos jóvenes amigos ,ingenieros ambos de apellidos Marx y Simenelli, quedan maravillados con la posibilidad de construir en nuestro país esos nuevos vehículos para movimiento y transporte de cargas, de tracción eléctrica (a baterías), con mástiles telescópicos y uñas para tomar las cargas, denominados forklift.

Lo que hoy en nuestro país conocemos como auto elevador eléctrico, tenía poco más de 20 años de desarrollo en los EEUU, prácticamente en nuestro país era desconocido y no se fabricaba en ningún otro país de Latinoamérica.
Al retornar a Buenos Aires deciden, casi como un hobbie, iniciar la fabricación de este tipo de vehículos.
CREACIÓN DE ALCIDES SRL: En un galpón prestado por el padre, el hijo del empresario y sus amigos fundan en 1951 Alcides S.R.L. , primera fábrica de autoelevadores eléctricos de Latinoamérica.
Comienzan la fabricación de un modelo eléctrico denominado FA, de diseño totalmente local. Se trata de un auto elevador eléctrico contrabalanceado de 1500 a 2500 Kg. de capacidad.
Cabe destacar que la fabricación de un auto elevador eléctrico en esa época dista bastante de lo que puede llegar a ser hoy, donde los armadores de estos vehículos ensamblan partes provistas por proveedores específicos (motores eléctricos, controladores, bombas, motores hidráulicos, cilindros, válvulas, etc.).
En esa época ni siquiera existían los sellos hidráulicos, menos fabricantes de válvulas, motores, etc.

Por esto hubo que desarrollar todo, y fue Alcides SRL un polo de desarrollo también de varios pequeños proveedores locales que fueron desarrollando y produciendo partes. Muchas de las partes se producían en la misma planta de Alcides.
Enseguida, cuando se vio la demanda de estas máquinas en el mercado local, la empresa se traslada a su sede propia, en la calle Hipólito Irigoyen , entre Castelli y Azcuénaga de la ciudad de Martínez, Partido de San Isidro, provincia de Buenos Aires. Años más tarde se muda a la calle Novaro, en la ciudad de Boulogne-Sur-Mer, dentro del mismo municipio.

OCASO DE ALCIDES Y SURGIMIENTO DE A.A.S.A: a pesar de ser el único fabricante de autoelevadores eléctricos del país, no deja de ser una PYME, atada a los cambios frecuentes que se producen en la economía de nuestro país. La producción anual seguramente no supera las 100 máquinas. Trabajan para esa época un par de decenas de personas.
Una de las frecuentes crisis provocó la quiebra de Alcides S.R.L.
Para ese tiempo, tuvo un gran protagonismo en el salvataje y resurgir de la empresa un joven contador, Romeo Horacio Labrunee, que dirigió una estrategia destinada a salvar en primer lugar las fuentes de trabajo y también la relación con los proveedores, relación que seguiría adelante casi 30 años más hasta el cierre definitivo. Nacía de las cenizas de Alcides S.R.L. la denominada ahora AASA Autoelevadores Argentinos S.A. Todo esto ocurrió en la década del 60.

Por esas épocas, AASA firma con una importante empresa norteamericana, la Elwell Parker, un convenio para fabricar en Argentina una línea de autoelevadores eléctricos entre 2TM y 3,5TM de capacidad. Estas serán denominadas ELPAR-AASA y los modelos correspondientes se denominaron F60T 4, F60T5, F60T6 y F60T7 de 2TM , 2,5TM, 3TM y 3,5TM respectivamente.
En base a estos modelos se generó una versión de 1,5TM llamada FH1550. Esta línea reemplaza a los primitivos FA y su sucesor FB. La línea de contrabalanceados a combustión, que también existieron, se llamó FN.
También se desarrolló el denominado FNE que era un auto elevador híbrido, es decir, motor a combustión que movía a un generador eléctrico, el cuál alimentaba a un motor eléctrico encargado de la transmisión. Este es el principio utilizado en las locomotoras Diesel.
Simultáneamente a estas fabricaciones de máquinas estándar, comenzó el desarrollo de la línea de máquinas livianas, muchas de ellas realizadas según los requerimientos del cliente.
Esta capacidad de AASA de fabricar la máquina que el cliente necesitaba justificó plenamente el slogan comercial de la empresa que era “AASA tiene la solución”.
Una de las creaciones más logradas de la empresa y que fue uno de los modelos más vendidos se denominó Junior (JR).
El AASA JR nace según cuentan, con una historia muy particular que se transformó en una anécdota que aún se sigue citando en algunas charlas.
Es así que AASA abarcaba cuatro campos de acción en su portfolio: autoelevadores (eléctricos y con motor de ciclo Otto), zorras eléctricas, transportadores eléctricos de pallets y tractores industriales eléctricos.

Sintéticamente dicen que se desafió al Ingeniero Simonelli a proveer un auto elevador contrabalanceado capaz de moverse en pasillos tan estrechos que ninguna máquina existente podría cumplir. Simonelli no solo que aceptó el desafío, sino que vendió tres máquinas, aún inexistentes ni en el diseño. Cuando llega con la orden de compra cuentan que su amigo y socio Marx no estaba muy feliz en tener que diseñar y luego construir esta máquina a contra reloj, con plazos de entrega establecidos.

De todos modos el desafío fue superado, naciendo el Junior, máquina de las que aún hay muchas funcionando en nuestro país. La línea de pequeñas máquinas se complementó con el KANGURO (KR), máquina de conductor transportado en posición parado, con torre retráctil, hasta 1,5TM. También existió su versión de conductor acompañando, el KW.
Se complementó la línea con los tractores RT, las transportadoras de pallet PTW, y variadas máquinas especiales. En la década del 70 se mudan nuevamente a Martínez, a la calle Monseñor Larumbe (Ex San Juan) 1654.
A principio de los 90, y debido a las políticas de apertura de importaciones y la falta de protección a la industria local, AASA entra en una crisis de la que no podrá salir.

Por esa época, junto a otra empresa argentina de vasta trayectoria, sinónimo del auto elevador a combustión (SAMPIMÓVIL=, también en crisis terminal, es comprada por el empresario Franco Traballoni, quien unifica las dos plantas en una, mudándose el personal de la planta de Sampi de Barracas a la planta de Martínez.
Para esa época, y debido a negocios previos de su nuevo dueño, AASA deja prácticamente de fabricar y se dedica a la comercialización y servicio post venta de la marca Balkancar de origen Búlgaro.
Esto dura poco tiempo. Se reduce considerablemente el personal y los que quedan en la empresa pasan a depender de una empresa formada por un gerente de AASA con la misión de prestar servicios de las marcas AASA, SAMPI y BALKANCAR y la venta de repuestos.
Al poco tiempo esta empresa dejó de existir.
Cabe destacar que de este tronco original han surgido varias empresas, algunas de las cuales aun operan en el mercado local.
Algunas de ellas son: Moviman S.A. / Electromotor S.A. / Ziclar S.R.L. / Talleres Tiber / ITEWAGNER / Autoelectric Company

Aún quedan en el mercado argentino numerosas máquinas construidas por esa empresa pionera de la industria del autoelevador local.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

S.I.A.D.A.

Extraído de la revista Mundo Agrario de Noviembre de 1952.

Cerca de Cañuelas, a 43 kilómetros de Buenos Aires, se levanta la monumental estructura, visible desde la ruta, de la fábrica proyectada por S.I.A.D.A. y Mecánica Rural S.A.
Paralizadas las obras durante largo tiempo, desde hace pocos meses se ha visto de nuevo, hormiguear la gente entre las colosales tirantearías de hierro, y ya está, como quien dice, terminada una de las más grandes construcciones realizadas en el país, con vistas a la producción en serie de maquinaria agrícola.
Al frente de la organización, que ha asumido esta magna responsabilidad, encuéntrase un grupo de gente joven y optimista, técnicamente capacitada y con la experiencia necesaria para aspirar al mejor éxito. Se trata de ingenieros industriales y agrónomos, conocedores de la máquina en sí y de su formidable función en la economía agropecuaria. Conocen exactamente la medida de nuestras necesidades en materia de maquinaria; las han comparado con los índices de los países más eficientemente mecanizados en todo lo concerniente a la agricultura y a la ganadería, y sobre las conclusiones más firmes de sus estudios, han proyectado una obra grandiosa.
En la planta de kilómetro 43, que para estar terminada sólo requiere un grupo electrógeno potente - se ha pedido ya permiso a las autoridades para hacer posible su importación -, todo está ahora subordinado a la materia prima, vale decir, lo que el gobierno de la Nación acaba de anunciar que se pondrá a disposición de los industriales dedicados a la fabricación de máquinas agrícolas.
Mientras tanto, el entusiasmo de ese animoso grupo de técnicos y el de sus fieles colaboradores artesanos, entre los cuales hay operarios calificadísimos y enamorados de la obra que se han propuesto realizar, se reparte en nuevos planes de perfeccionamiento sobre las primeras ideas, mientras una productiva actividad se va traduciendo en valores reales, como son los numerosos enseres que el material y las instalaciones disponibles les permiten fabricar.
MUNDO AGRARIO acaba de realizar una visita detenida al establecimiento de kilómetro 43, y hemos visto con inmensa satisfacción que allí todo está listo para dar cima a un proyecto tan ambicioso como patriótico.
Directores, oficiales y operarios, todos argentinos, como lo es también el capital de la empresa, tienen plena confianza en la acción estimuladora del gobierno. Su imaginación, mientras se trabaja en la terminación de las rastras, palas de buey, cultivadoras, sierras, desgranadoras, etc, ve ya en activo funcionamiento la producción en línea de las grandes máquinas que necesitan nuestros trigales dorados, nuestros inmensos cultivos de maíz, girasol, lino y se proyecta hacia otras especialidades fabriles para el campo, tales como las máquinas necesarias para la mecanización del tambo, por ejemplo.
En torno de la fábrica, en 200 has de buen campo cuya forestación se ha emprendido sin demora, se han señalado las parcelas de experimentación, los solares para la población de empleados y obreros, y es posible admirar ya una vivienda moderna, confortable, higiénica, como las que el gobierno justicialista se ha empeñado en establecer definitivamente en el campo argentino.
Aquí vemos un tractor que ruge en el campo experimental, conducido por uno de los jóvenes directores del establecimiento, ingeniero agrónomo, cuyo buzo de trabajo lo confunde entre los operarios que lo secundan; se está averiguando el comportamiento de una reja modificada para obtener una mejor roturación del suelo arcilloso. Más allá otro tractor acciona un modelo de poceadora, listo ya para la aprobación última, que llevará a los hombres de campo un elemento útil y económico para hacer hoyos de forestación o en la construcción de alambradas.
En el interior de la planta industrial se arman concienzudamente las máquinas; un equipo eléctrico va haciendo soldaduras rápidas y duraderas; otro de pintura da los últimos toques a los enseres terminados. Muchas personas trabajan, entretanto, en la recepción de las innumerables piezas que llegan de la fundición o de la fábrica urbana de S.I.A.D.A. y mecánica rural - está situada en Mansilla al 3100 -, que no se ha podido trasladar todavía a kilómetro 43.
En el gran almacén se las clasifica de acuerdo con el código correspondiente, y se las ubica prolijamente en el lugar propio, pues el orden parece ser la consigna de este moderno establecimiento, en cuya organización se han tenido en cuenta todos los principios que pueden contribuir a hacer más rendidor el trabajo, al mismo tiempo que más eficiente la producción. La verdad es que el orden, en empresas de esta naturaleza y de este volumen económico - hay ya varios millones invertidos, que llegarán a 50 en cuanto la fabrica se halle pronta para su máxima producción -, es algo tan fundamental como la capacitación técnica de los directores y operarios.
Hemos tenido la oportunidad de asistir - un poco de casualidad y otro la gentileza de los huéspedes - a una reunión de representantes, que acostumbran a convocar periódicamente una de las firmas responsables del porvenir de la fábrica.
El espíritu previsor que se advierte en el planeamiento y en la ejecución industrial se percibe con los mismos saludables efectos en este aspecto, de evidente fisionomía comercial. No sabemos si traicionamos la "intimidad" de S.I.A.D.A. y Mecánica Rural, pero la verdad es que no nos podemos resistir al deseo - cosa del oficio periodístico, tal vez - de elogiar la manera disciplinada y agradable a la vez, que respira tanto orden como camaradería, en que se encara allí la distribución de las máquinas y enseres en todo el territorio de la República Argentina. Gran cantidad de agentes, radicados en los más opuestos centros de producción, algunos profesionales, otros comerciantes, otros, en fin, hechos en el campo para servir a los agricultores y ganaderos en esta difícil especialidad de exponerles las ventajas de la maquinaria y proporcionárselas a veces con facilidades, que no siempre se encuentran cuando se las necesita, se encontraron con las autoridades de la fábrica, muy cordialmente por cierto. Recorrieron con éstas la exposición de las novedades, observaron sus demostraciones en el campo experimental, siguieron con vivo interés las explicaciones del director técnico y hasta se enteraron, en sus pormenores, de los elevados propósitos que se proponen alcanzar los hombres de kilómetro 43.
En todo ello, advertimos una colaboración recíproca que no puede sino traducirse en beneficios para nuestra producción rural, pues si por una parte los agentes recibían instrucciones preciosas acerca del manejo y mejor aprovechamiento de determinadas máquinas, las autoridades responsables de la fábrica estaban atentas, más alla de las informaciones estrictamente comerciales, a las observaciones que los mismos representantes formulaban acerca del comportamiento de esos enseres, sugiriendo en algunos casos modificaciones que los técnicos se apresuraban a asentar en su libreta de notas para ponerse en seguida en la tarea de llevarlas a la práctica.
Así, por ejemplo, nos hemos enterado de las mil y una aplicaciones de la niveladora, lo mismo que de que para hacer ideal a la sierra de S.I.A.D.A. haría falta que su hoja fuera adaptable a cualquier posición. Da gusto, mucho gusto, encontrarse con posibilidades como las que ya han comenzado a dejar de serlo en el camino de Cañuelas. Por eso nos hemos excedido tal vez en llevar a los lectores hasta la monumental construcción de Kilómetro 43, donde creemos que, a corto plazo asistiremos a una actividad industrial de la mayor importancia, una vez que las previsiones recientemente adoptadas por el gobierno empiecen a surtir los efectos entrevistos por el general Perón, y que en síntesis, se traducirán en una rápida transformación de nuestra agropecuaria. El tiempo dará razón a nuestro entusiasmo.

Material: Tadeo Buratovich