A partir negociaciones del Brigadier San Martín, en 1954 Fiat compró la planta de tractores de Estación Ferreyra.
El Estado, que ya proyectaba encarar la producción local de tractores, suponía que IAME tenía la capacidad para producir cuatro mil unidades anuales (una osada presunción que se hacía en base al reciente armado de unos trescientos tractores Fiat 55).
Es así que el 11 de agosto de 1952, ocho meses después de ser declarada la industria de maquinaria agrícola de interés nacional, el Estado argentino firmó un convenio con IAME y la Fiat de Turín (que suministraría insumos y asistencia técnica) para crear una fábrica de tractores en Estación Ferreyra, en las inmediaciones de la capital cordobesa, con la misión de “producir por sí y en cooperación con la industria privada tractores íntegramente argentinos” (Decreto Nº 4075/52).
Es así como la política de combinar producción estatal y compras externas concluye a fines de 1953 con el llamado del Ministerio de Industria a una licitación pública para que fábricas de tractores se instalasen en el país. Se creó una comisión interministerial –antecedente del Consejo de la Industria del Tractor– para analizar las firmas con mejores condiciones técnicas de las treinta y cuatro que se presentaron. Finalmente, las firmas seleccionadas fueron la italiana Fiat (que ya tenía su pata en la industria a través del convenio firmado un año antes) y las alemanas Hanomag, Deutz y Fahr (empresas con participación del empresario peronista Jorge Antonio, nexo entre el presidente y la industria alemana).
Fiat fue la empresa que se alzó con mayor poder –no sólo económico, sino también político– en la estructura de la nueva industria. En abril de 1954, al poco tiempo de terminarse la construcción de la planta de tractores de Estación Ferreyra, se anunció su venta a la compañía italiana; con esta adquisición, nace Fiat Someca Construcciones Córdoba (Concord) –donde IAME tenía una participación minoritaria en el capital inicial de la nueva firma–. Además de “hacer negocio” en el pago por la fábrica de tractores de Córdoba (poco más de 72 millones de pesos) y gozar de ventajas cambiarias, Fiat recibió dos grandes créditos del BIRA: 150 (a 4% de interés anual y a diez años) y 106 millones de pesos con destino al financiamiento de nuevas inversiones y gastos de evolución ***.
*** El monto total del crédito (256 millones de pesos) parecía excesivo; representaba dos veces y medio el capital de la firma, el 76% del crédito otorgado a la industria de maquinaria agrícola y el 4% a la industria en general por parte del BIRA en 1954. Un año después, la empresa fue investigada por el gobierno de facto y se determinó que la única inversión realizada por los italianos eran cinco millones de dólares destinados a importar dos mil automóviles en una operación sin usar divisas y vendiéndolos a un elevado precio en el mercado doméstico (Belini, 2004).
La cesión de la fábrica de tractores de IAME a la Fiat se produjo un 10 de octubre de 1959).
El Estado, que ya proyectaba encarar la producción local de tractores, suponía que IAME tenía la capacidad para producir cuatro mil unidades anuales (una osada presunción que se hacía en base al reciente armado de unos trescientos tractores Fiat 55).
Es así que el 11 de agosto de 1952, ocho meses después de ser declarada la industria de maquinaria agrícola de interés nacional, el Estado argentino firmó un convenio con IAME y la Fiat de Turín (que suministraría insumos y asistencia técnica) para crear una fábrica de tractores en Estación Ferreyra, en las inmediaciones de la capital cordobesa, con la misión de “producir por sí y en cooperación con la industria privada tractores íntegramente argentinos” (Decreto Nº 4075/52).
Es así como la política de combinar producción estatal y compras externas concluye a fines de 1953 con el llamado del Ministerio de Industria a una licitación pública para que fábricas de tractores se instalasen en el país. Se creó una comisión interministerial –antecedente del Consejo de la Industria del Tractor– para analizar las firmas con mejores condiciones técnicas de las treinta y cuatro que se presentaron. Finalmente, las firmas seleccionadas fueron la italiana Fiat (que ya tenía su pata en la industria a través del convenio firmado un año antes) y las alemanas Hanomag, Deutz y Fahr (empresas con participación del empresario peronista Jorge Antonio, nexo entre el presidente y la industria alemana).
Fiat fue la empresa que se alzó con mayor poder –no sólo económico, sino también político– en la estructura de la nueva industria. En abril de 1954, al poco tiempo de terminarse la construcción de la planta de tractores de Estación Ferreyra, se anunció su venta a la compañía italiana; con esta adquisición, nace Fiat Someca Construcciones Córdoba (Concord) –donde IAME tenía una participación minoritaria en el capital inicial de la nueva firma–. Además de “hacer negocio” en el pago por la fábrica de tractores de Córdoba (poco más de 72 millones de pesos) y gozar de ventajas cambiarias, Fiat recibió dos grandes créditos del BIRA: 150 (a 4% de interés anual y a diez años) y 106 millones de pesos con destino al financiamiento de nuevas inversiones y gastos de evolución ***.
*** El monto total del crédito (256 millones de pesos) parecía excesivo; representaba dos veces y medio el capital de la firma, el 76% del crédito otorgado a la industria de maquinaria agrícola y el 4% a la industria en general por parte del BIRA en 1954. Un año después, la empresa fue investigada por el gobierno de facto y se determinó que la única inversión realizada por los italianos eran cinco millones de dólares destinados a importar dos mil automóviles en una operación sin usar divisas y vendiéndolos a un elevado precio en el mercado doméstico (Belini, 2004).
La cesión de la fábrica de tractores de IAME a la Fiat se produjo un 10 de octubre de 1959).