A continuación, transcribimos la nota aparecida en la edición de diciembre de 1957 de la revista Mundo Agrario. Agradecimiento especial por el material a Tadeo Buratovich (Arequito, Santa Fe).
Un nuevo aporte a la industria nacional del tractor: Desde hace algún tiempo se venido insistiendo en los medios industriales y rurales de que una de las más importantes y antiguas fábricas de tractores y maquinaria agrícola establecería en la Argentina una planta fabril para la producción de tractores. En este reportaje Mundo Agrario ofrece a sus lectores una información veras y lo más completa posible sobre tan auspiciosa noticia para la mecanización agrícola adelantada por un alto funcionario industrial.
Muy afablemente nos recibe el sr Stanley M. Madill cuando se le anuncia que un representante de Mundo Agrario desea entrevistarlo con respecto al próximo establecimiento de una fábrica de tractores en nuestro país. Como vicepresidente de John Deere Argentina S.A.I.C. que se halla en su período formativo, empresa de la cual será su gerente general, desarrolla el señor Madill una intensa actividad. Es un antiguo amigo de nuestro país desde su primera visita en 1930, en conexión con problemas sobre maquinarias para el cultivo del maíz. Desde entonces ha realizado 9 viajes a estas tierras, prolongando su estadía, en una ocasión, 2 años. Nuestro entrevistado, con natural gentileza, se dispone a contestar nuestras preguntas.
- ¿Cuál es, sr Madill, el plan industrial que ha llevado a la empresa norteamericana a establecer una planta fabril en la Argentina?
- Desde hace casi 3/4 de siglo, la firma John Deere es una de las principales proveedoras de maquinaria e implementos agrícolas de la Argentina. En sus laboratorios y departamentos de ingenieros especializados, se estudian los problemas que plantean las condiciones locales de ciertas agriculturas. La Argentina, que durante tantos años ha sido uno de nuestros principales clientes de ultramar, ha recibido la dedicación especial de nuestros diseñadoras, y de ahí el famoso rendimiento de su maquinaria en estas pampas. Como jefe de ingenieros de la empresa, he seguido de cerca el estudio de esos problemas y la búsqueda de sus soluciones. La producción agropecuaria de este país no ha llegado a su nivel de saturación: muy al contrario, le está reservado un futuro mucho más brillante. Pero su posición privilegiada en los mercados mundiales se basará en una más completa mecanización del trabajo rural. Es una lógica imposición para reducir los costos y obtener mayor volumen de productos. Los cambios que se han producido en la moderna tecnología agropecuaria, la necesidad de aumentar la capacidad ganadera de los campos, que exige el cultivo de forrajes, el paso de la agricultura extensiva a una práctica semiintensiva, con fertilización, etc, el mayor número de explotaciones especializadas como la frutícola y hortícola, en las cuales la Argentina tiene su mayor porvenir, llevan a la imperiosa necesidad de disponer de un creciente número de tractores y maquinarias agrícolas de toda clase. Nada más lógico y justo que ese problema no sea contemplado desde un punto de vista de expansión exclusivamente comercial, sino industrial, beneficiando a la Argentina, tradicionalmente nuestro cliente, con la instalación de una moderna planta fabril para proveer esa creciente necesidad de tractores e implementos, ofreciéndole mayores oportunidades para construir un sano y estable equilibrio económico y social entre lo pastoril y lo industrial. El peligro que existe de dedicarse exclusivamente a una economía unilateral, ha sido bien comprendido por el actual gobierno argentino al fomentar la inversión de capital extranjero para la radicación de industrias. Y no hay duda que si hay una industria relacionada a la actividad básica del país, ella es la de maquinaria agrícola. Por otra parte, esas fábricas, además de proporcionar los necesarios elementos de mecanización, permiten formar en sus talleres un importante número de obreros especializados que luego prestan un valioso servicio al agro mecanizado, sea como empresarios de equipos o como mecánicos.
- Entendemos que se han hecho presentaciones para la instalación de la fábrica...
- En efecto. En diciembre de 1956, los representantes de la firma John Deere formularon una propuesta preliminar a las autoridades argentinas, declarando que la radicación de su capital industrial se basaba en la confianza que tenía la empresa, en el futuro del país, tanto económico como político. Se asumía el compromiso siempre que existieran condiciones de libre competencia, en igualdad con los fabricantes establecidos o que se establecieran, por cuanto de existir o de crearse privilegios sería antieconómico iniciar y desarrollar una industria mayor. Nada más justo que esperar un trato equitativo en una actividad tan compleja y que demanda una gran inversión de capital.
- ¿Se hicieron gestiones posteriores a la de diciembre de 1956?
- Luego de varias consultas a autoridades competentes del gobierno, la empresa John Deere hizo un nuevo estudio de la propuesta original en el sentido de ampliar el proyecto. Varios de nuestros ingenieros especialistas vinieron de los Estados Unidos y analizaron hasta qué punto las fábricas de la industria auxiliar local podrían contribuir a un programa de producción mucho más ambicioso que el que se había presentado en primera instancia. Esos estudios se iniciaron hace varios meses y continuarán por algún tiempo. Con un análisis más profundo de las posibilidades, en junio pasado se constituyó una sociedad anónima provisional: John Deere Argentina S.A.I.C., con un capital autorizado de $ 100 millones. Esta entidad dio margen a una propuesta más completa, afirmando el interés inicial de la empresa en hacer inversiones en la Argentina, ampliando el programa de producción. Esta propuesta fue sometida el 20 de septiembre pasado a estudio del Banco Central.
- ¿Podría adelantarnos, sr Madill, algunas características de ese programa de producción?
- A partir de un año de aprobado el plan, la fábrica argentina de John Deere tendrá una producción básica de 3000 tractores anuales y de una cantidad proporcional de implementos, esenciales para el mejor aprovechamiento de la capacidad agrícola del tractor. Estos implementos han sido diseñados como "partes", podríamos decir, que integran el modelo de tractor que se proyecta producir, obteniéndose una mayor eficiencia de la máquina. En el plan de producción fabril, estos implementos serán elaborados en casi 100% en la Argentina. Se importarán únicamente materias primas y posiblemente, un reducido número de componentes muy especiales que no se pueden obtener en el país o que, dado el reducido número que se necesita de ellos y elevado costo de la maquinaria que requiere su producción, representaría una inversión antieconómica.
- ¿Se contempla en ese plan la participación de la industria auxiliar?
- Por muchas razones, entre ellas la muy importante de la especialización. Ninguna planta fabril tiene capacidad de "autosuficiencia", aún en los Estados Unidos. De ahí que se estén realizando esos estudios preliminares por parte de nuestros técnicos acerca de la posibilidad de encargar a la industria auxiliar nacional alrededor del 50% de las partes del tractor que se proyecta fabricar en el país. La empresa espera que, en base a sus especificaciones, la industria auxiliar, con la eficiencia que la caracteriza, desempeñe esa responsabilidad de contribuir con tan importante volumen de producción.
- ¿Qué tipo de tractor se piensa producir en la fábrica nacional?
- Sin perjuicio de otros planes, se piensa fabricar un modelo que es la más moderna concepción en materia de tractores. Es el 720 Diesel "John Deere", que fue presentado a fines del año pasado a la agricultura norteamericana con extraordinario éxito. Su certificado de homologación en el Instituto de Nebraska tiene el N° 594. De acuerdo con ese certificado, que como se sabe tiene un valor mundial dada la responsabilidad con que se conducen esos ensayos, su potencia máxima corregida es de 58,84 CV sobre la polea y 53,66 CV en la barra de tiro. Un hecho notable de este modelo es que su consumo de combustible es el más reducido de todos los tractores ensayados en la Universidad de Nebraska, donde se homologan modelos de todas las fuentes productoras del mundo. Se contempla la producción de 3 tipos de este modelo: el de 4 ruedas, de trocha ajustable; el triciclo para cultivo en hilera, y el de máxima altura libre para los cultivos de caña de azúcar. En el modelo "720 D" la polea forma parte del equipo normal, y es opcional la toma de fuerza, el levante hidráulico de barra oscilante y uno o dos cilindros remotos, además del enganche a tres puntos con control de carga y profundidad. Estas son algunas de las características técnicas de este tractor que prestará a la agricultura argentina, sin lugar a dudas, el mismo servicio eficiente que a la norteamericana, donde ha tenido un ponderable éxito.
- La cantidad inicial de producción de tractores indica la instalación de una planta industrial de considerables proporciones...
- Se ha calculado que la fábrica, en pie de funcionamiento, es decir, incluyendo el valor del terreno, costo de edificios, maquinarias y equipos para la fabricación, insumirá alrededor de 5 millones de dólares. El programa de financiación que se considera necesario durante los primeros 5 años de funcionamiento podrá llegar hasta los 9 millones de dólares adicionales suministrados por la casa matriz John Deere C.A., incluyendo la reinversión de todas las utilidades producidas por John Deere Argentina S.A.I.C., por un período mínimo de 5 años. Esta reinversión será destinada exclusivamente a ampliar las facilidades de producción.
- ¿Algo desea agregar, sr Madill, a estas declaraciones?
- Sencillamente y para aclarar el programa de producción de un mínimo de 3000 tractores anuales, agregaría que el material y parte del tractor provendrán de 3 fuentes: las que se elaboren en nuestra planta con materia prima extranjera y nacional, las que se procuren en la industria auxiliar del país y las que, por necesarias razones técnicas, se importen del exterior. El plan de producción contempla intensificar el volumen de las 2 primeras fuentes, mientras se reducirá, consecuentemente, el correspondiente a la 3ra, es decir, la importación de parte del extranjero. Este programa, además de proveer 3000 unidades al agro argentino, significará un ahorro de divisas de 3400000 dólares por año, en el primero de ponerse en práctica, hasta duplicar esa suma en el 5to año. La firma Agar, Cross & Co. Ltd, que ha sido distribuidora de nuestros productos durante más de 60 años, no sólo facilitará nuestras relaciones con los usuarios, sino que colaborará eficientemente, como es su característica, en la red de servicio mecánico para el nuevo tractor argentino.
No deseamos ocupar más el tiempo del sr. Stanley M. Madill y agradeciendo en nombre de los lectores de Mundo Agrario sus interesantes declaraciones, nos despedimos augurándole los mayores éxitos en la empresa que beneficiará positivamente al país en todos los aspectos de su progreso económico y social.
Un nuevo aporte a la industria nacional del tractor: Desde hace algún tiempo se venido insistiendo en los medios industriales y rurales de que una de las más importantes y antiguas fábricas de tractores y maquinaria agrícola establecería en la Argentina una planta fabril para la producción de tractores. En este reportaje Mundo Agrario ofrece a sus lectores una información veras y lo más completa posible sobre tan auspiciosa noticia para la mecanización agrícola adelantada por un alto funcionario industrial.
Muy afablemente nos recibe el sr Stanley M. Madill cuando se le anuncia que un representante de Mundo Agrario desea entrevistarlo con respecto al próximo establecimiento de una fábrica de tractores en nuestro país. Como vicepresidente de John Deere Argentina S.A.I.C. que se halla en su período formativo, empresa de la cual será su gerente general, desarrolla el señor Madill una intensa actividad. Es un antiguo amigo de nuestro país desde su primera visita en 1930, en conexión con problemas sobre maquinarias para el cultivo del maíz. Desde entonces ha realizado 9 viajes a estas tierras, prolongando su estadía, en una ocasión, 2 años. Nuestro entrevistado, con natural gentileza, se dispone a contestar nuestras preguntas.
- ¿Cuál es, sr Madill, el plan industrial que ha llevado a la empresa norteamericana a establecer una planta fabril en la Argentina?
- Desde hace casi 3/4 de siglo, la firma John Deere es una de las principales proveedoras de maquinaria e implementos agrícolas de la Argentina. En sus laboratorios y departamentos de ingenieros especializados, se estudian los problemas que plantean las condiciones locales de ciertas agriculturas. La Argentina, que durante tantos años ha sido uno de nuestros principales clientes de ultramar, ha recibido la dedicación especial de nuestros diseñadoras, y de ahí el famoso rendimiento de su maquinaria en estas pampas. Como jefe de ingenieros de la empresa, he seguido de cerca el estudio de esos problemas y la búsqueda de sus soluciones. La producción agropecuaria de este país no ha llegado a su nivel de saturación: muy al contrario, le está reservado un futuro mucho más brillante. Pero su posición privilegiada en los mercados mundiales se basará en una más completa mecanización del trabajo rural. Es una lógica imposición para reducir los costos y obtener mayor volumen de productos. Los cambios que se han producido en la moderna tecnología agropecuaria, la necesidad de aumentar la capacidad ganadera de los campos, que exige el cultivo de forrajes, el paso de la agricultura extensiva a una práctica semiintensiva, con fertilización, etc, el mayor número de explotaciones especializadas como la frutícola y hortícola, en las cuales la Argentina tiene su mayor porvenir, llevan a la imperiosa necesidad de disponer de un creciente número de tractores y maquinarias agrícolas de toda clase. Nada más lógico y justo que ese problema no sea contemplado desde un punto de vista de expansión exclusivamente comercial, sino industrial, beneficiando a la Argentina, tradicionalmente nuestro cliente, con la instalación de una moderna planta fabril para proveer esa creciente necesidad de tractores e implementos, ofreciéndole mayores oportunidades para construir un sano y estable equilibrio económico y social entre lo pastoril y lo industrial. El peligro que existe de dedicarse exclusivamente a una economía unilateral, ha sido bien comprendido por el actual gobierno argentino al fomentar la inversión de capital extranjero para la radicación de industrias. Y no hay duda que si hay una industria relacionada a la actividad básica del país, ella es la de maquinaria agrícola. Por otra parte, esas fábricas, además de proporcionar los necesarios elementos de mecanización, permiten formar en sus talleres un importante número de obreros especializados que luego prestan un valioso servicio al agro mecanizado, sea como empresarios de equipos o como mecánicos.
- Entendemos que se han hecho presentaciones para la instalación de la fábrica...
- En efecto. En diciembre de 1956, los representantes de la firma John Deere formularon una propuesta preliminar a las autoridades argentinas, declarando que la radicación de su capital industrial se basaba en la confianza que tenía la empresa, en el futuro del país, tanto económico como político. Se asumía el compromiso siempre que existieran condiciones de libre competencia, en igualdad con los fabricantes establecidos o que se establecieran, por cuanto de existir o de crearse privilegios sería antieconómico iniciar y desarrollar una industria mayor. Nada más justo que esperar un trato equitativo en una actividad tan compleja y que demanda una gran inversión de capital.
- ¿Se hicieron gestiones posteriores a la de diciembre de 1956?
- Luego de varias consultas a autoridades competentes del gobierno, la empresa John Deere hizo un nuevo estudio de la propuesta original en el sentido de ampliar el proyecto. Varios de nuestros ingenieros especialistas vinieron de los Estados Unidos y analizaron hasta qué punto las fábricas de la industria auxiliar local podrían contribuir a un programa de producción mucho más ambicioso que el que se había presentado en primera instancia. Esos estudios se iniciaron hace varios meses y continuarán por algún tiempo. Con un análisis más profundo de las posibilidades, en junio pasado se constituyó una sociedad anónima provisional: John Deere Argentina S.A.I.C., con un capital autorizado de $ 100 millones. Esta entidad dio margen a una propuesta más completa, afirmando el interés inicial de la empresa en hacer inversiones en la Argentina, ampliando el programa de producción. Esta propuesta fue sometida el 20 de septiembre pasado a estudio del Banco Central.
- ¿Podría adelantarnos, sr Madill, algunas características de ese programa de producción?
- A partir de un año de aprobado el plan, la fábrica argentina de John Deere tendrá una producción básica de 3000 tractores anuales y de una cantidad proporcional de implementos, esenciales para el mejor aprovechamiento de la capacidad agrícola del tractor. Estos implementos han sido diseñados como "partes", podríamos decir, que integran el modelo de tractor que se proyecta producir, obteniéndose una mayor eficiencia de la máquina. En el plan de producción fabril, estos implementos serán elaborados en casi 100% en la Argentina. Se importarán únicamente materias primas y posiblemente, un reducido número de componentes muy especiales que no se pueden obtener en el país o que, dado el reducido número que se necesita de ellos y elevado costo de la maquinaria que requiere su producción, representaría una inversión antieconómica.
- ¿Se contempla en ese plan la participación de la industria auxiliar?
- Por muchas razones, entre ellas la muy importante de la especialización. Ninguna planta fabril tiene capacidad de "autosuficiencia", aún en los Estados Unidos. De ahí que se estén realizando esos estudios preliminares por parte de nuestros técnicos acerca de la posibilidad de encargar a la industria auxiliar nacional alrededor del 50% de las partes del tractor que se proyecta fabricar en el país. La empresa espera que, en base a sus especificaciones, la industria auxiliar, con la eficiencia que la caracteriza, desempeñe esa responsabilidad de contribuir con tan importante volumen de producción.
- ¿Qué tipo de tractor se piensa producir en la fábrica nacional?
- Sin perjuicio de otros planes, se piensa fabricar un modelo que es la más moderna concepción en materia de tractores. Es el 720 Diesel "John Deere", que fue presentado a fines del año pasado a la agricultura norteamericana con extraordinario éxito. Su certificado de homologación en el Instituto de Nebraska tiene el N° 594. De acuerdo con ese certificado, que como se sabe tiene un valor mundial dada la responsabilidad con que se conducen esos ensayos, su potencia máxima corregida es de 58,84 CV sobre la polea y 53,66 CV en la barra de tiro. Un hecho notable de este modelo es que su consumo de combustible es el más reducido de todos los tractores ensayados en la Universidad de Nebraska, donde se homologan modelos de todas las fuentes productoras del mundo. Se contempla la producción de 3 tipos de este modelo: el de 4 ruedas, de trocha ajustable; el triciclo para cultivo en hilera, y el de máxima altura libre para los cultivos de caña de azúcar. En el modelo "720 D" la polea forma parte del equipo normal, y es opcional la toma de fuerza, el levante hidráulico de barra oscilante y uno o dos cilindros remotos, además del enganche a tres puntos con control de carga y profundidad. Estas son algunas de las características técnicas de este tractor que prestará a la agricultura argentina, sin lugar a dudas, el mismo servicio eficiente que a la norteamericana, donde ha tenido un ponderable éxito.
- La cantidad inicial de producción de tractores indica la instalación de una planta industrial de considerables proporciones...
- Se ha calculado que la fábrica, en pie de funcionamiento, es decir, incluyendo el valor del terreno, costo de edificios, maquinarias y equipos para la fabricación, insumirá alrededor de 5 millones de dólares. El programa de financiación que se considera necesario durante los primeros 5 años de funcionamiento podrá llegar hasta los 9 millones de dólares adicionales suministrados por la casa matriz John Deere C.A., incluyendo la reinversión de todas las utilidades producidas por John Deere Argentina S.A.I.C., por un período mínimo de 5 años. Esta reinversión será destinada exclusivamente a ampliar las facilidades de producción.
- ¿Algo desea agregar, sr Madill, a estas declaraciones?
- Sencillamente y para aclarar el programa de producción de un mínimo de 3000 tractores anuales, agregaría que el material y parte del tractor provendrán de 3 fuentes: las que se elaboren en nuestra planta con materia prima extranjera y nacional, las que se procuren en la industria auxiliar del país y las que, por necesarias razones técnicas, se importen del exterior. El plan de producción contempla intensificar el volumen de las 2 primeras fuentes, mientras se reducirá, consecuentemente, el correspondiente a la 3ra, es decir, la importación de parte del extranjero. Este programa, además de proveer 3000 unidades al agro argentino, significará un ahorro de divisas de 3400000 dólares por año, en el primero de ponerse en práctica, hasta duplicar esa suma en el 5to año. La firma Agar, Cross & Co. Ltd, que ha sido distribuidora de nuestros productos durante más de 60 años, no sólo facilitará nuestras relaciones con los usuarios, sino que colaborará eficientemente, como es su característica, en la red de servicio mecánico para el nuevo tractor argentino.
No deseamos ocupar más el tiempo del sr. Stanley M. Madill y agradeciendo en nombre de los lectores de Mundo Agrario sus interesantes declaraciones, nos despedimos augurándole los mayores éxitos en la empresa que beneficiará positivamente al país en todos los aspectos de su progreso económico y social.
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