viernes, 19 de septiembre de 2014

Alcides + A.A.S.A

El siguiente texto fue escrito por el ingeniero Jorge A. Wagner.
Historia de AASA Autoelevadores Argentinos S.A.: AASA, Autoelevadores Argentinos S.A. nace como empresa a fines de la década del 40.
Según los datos de transmisión oral que hemos podido recabar, entre 1947 y 1948, en uno de los habituales viajes a los EEUU de uno de los hijos de un acaudalado empresario argentino, en esta oportunidad acompañado por dos jóvenes amigos ,ingenieros ambos de apellidos Marx y Simenelli, quedan maravillados con la posibilidad de construir en nuestro país esos nuevos vehículos para movimiento y transporte de cargas, de tracción eléctrica (a baterías), con mástiles telescópicos y uñas para tomar las cargas, denominados forklift.

Lo que hoy en nuestro país conocemos como auto elevador eléctrico, tenía poco más de 20 años de desarrollo en los EEUU, prácticamente en nuestro país era desconocido y no se fabricaba en ningún otro país de Latinoamérica.
Al retornar a Buenos Aires deciden, casi como un hobbie, iniciar la fabricación de este tipo de vehículos.
CREACIÓN DE ALCIDES SRL: En un galpón prestado por el padre, el hijo del empresario y sus amigos fundan en 1951 Alcides S.R.L. , primera fábrica de autoelevadores eléctricos de Latinoamérica.
Comienzan la fabricación de un modelo eléctrico denominado FA, de diseño totalmente local. Se trata de un auto elevador eléctrico contrabalanceado de 1500 a 2500 Kg. de capacidad.
Cabe destacar que la fabricación de un auto elevador eléctrico en esa época dista bastante de lo que puede llegar a ser hoy, donde los armadores de estos vehículos ensamblan partes provistas por proveedores específicos (motores eléctricos, controladores, bombas, motores hidráulicos, cilindros, válvulas, etc.).
En esa época ni siquiera existían los sellos hidráulicos, menos fabricantes de válvulas, motores, etc.

Por esto hubo que desarrollar todo, y fue Alcides SRL un polo de desarrollo también de varios pequeños proveedores locales que fueron desarrollando y produciendo partes. Muchas de las partes se producían en la misma planta de Alcides.
Enseguida, cuando se vio la demanda de estas máquinas en el mercado local, la empresa se traslada a su sede propia, en la calle Hipólito Irigoyen , entre Castelli y Azcuénaga de la ciudad de Martínez, Partido de San Isidro, provincia de Buenos Aires. Años más tarde se muda a la calle Novaro, en la ciudad de Boulogne-Sur-Mer, dentro del mismo municipio.

OCASO DE ALCIDES Y SURGIMIENTO DE A.A.S.A: a pesar de ser el único fabricante de autoelevadores eléctricos del país, no deja de ser una PYME, atada a los cambios frecuentes que se producen en la economía de nuestro país. La producción anual seguramente no supera las 100 máquinas. Trabajan para esa época un par de decenas de personas.
Una de las frecuentes crisis provocó la quiebra de Alcides S.R.L.
Para ese tiempo, tuvo un gran protagonismo en el salvataje y resurgir de la empresa un joven contador, Romeo Horacio Labrunee, que dirigió una estrategia destinada a salvar en primer lugar las fuentes de trabajo y también la relación con los proveedores, relación que seguiría adelante casi 30 años más hasta el cierre definitivo. Nacía de las cenizas de Alcides S.R.L. la denominada ahora AASA Autoelevadores Argentinos S.A. Todo esto ocurrió en la década del 60.

Por esas épocas, AASA firma con una importante empresa norteamericana, la Elwell Parker, un convenio para fabricar en Argentina una línea de autoelevadores eléctricos entre 2TM y 3,5TM de capacidad. Estas serán denominadas ELPAR-AASA y los modelos correspondientes se denominaron F60T 4, F60T5, F60T6 y F60T7 de 2TM , 2,5TM, 3TM y 3,5TM respectivamente.
En base a estos modelos se generó una versión de 1,5TM llamada FH1550. Esta línea reemplaza a los primitivos FA y su sucesor FB. La línea de contrabalanceados a combustión, que también existieron, se llamó FN.
También se desarrolló el denominado FNE que era un auto elevador híbrido, es decir, motor a combustión que movía a un generador eléctrico, el cuál alimentaba a un motor eléctrico encargado de la transmisión. Este es el principio utilizado en las locomotoras Diesel.
Simultáneamente a estas fabricaciones de máquinas estándar, comenzó el desarrollo de la línea de máquinas livianas, muchas de ellas realizadas según los requerimientos del cliente.
Esta capacidad de AASA de fabricar la máquina que el cliente necesitaba justificó plenamente el slogan comercial de la empresa que era “AASA tiene la solución”.
Una de las creaciones más logradas de la empresa y que fue uno de los modelos más vendidos se denominó Junior (JR).
El AASA JR nace según cuentan, con una historia muy particular que se transformó en una anécdota que aún se sigue citando en algunas charlas.
Es así que AASA abarcaba cuatro campos de acción en su portfolio: autoelevadores (eléctricos y con motor de ciclo Otto), zorras eléctricas, transportadores eléctricos de pallets y tractores industriales eléctricos.

Sintéticamente dicen que se desafió al Ingeniero Simonelli a proveer un auto elevador contrabalanceado capaz de moverse en pasillos tan estrechos que ninguna máquina existente podría cumplir. Simonelli no solo que aceptó el desafío, sino que vendió tres máquinas, aún inexistentes ni en el diseño. Cuando llega con la orden de compra cuentan que su amigo y socio Marx no estaba muy feliz en tener que diseñar y luego construir esta máquina a contra reloj, con plazos de entrega establecidos.

De todos modos el desafío fue superado, naciendo el Junior, máquina de las que aún hay muchas funcionando en nuestro país. La línea de pequeñas máquinas se complementó con el KANGURO (KR), máquina de conductor transportado en posición parado, con torre retráctil, hasta 1,5TM. También existió su versión de conductor acompañando, el KW.
Se complementó la línea con los tractores RT, las transportadoras de pallet PTW, y variadas máquinas especiales. En la década del 70 se mudan nuevamente a Martínez, a la calle Monseñor Larumbe (Ex San Juan) 1654.
A principio de los 90, y debido a las políticas de apertura de importaciones y la falta de protección a la industria local, AASA entra en una crisis de la que no podrá salir.

Por esa época, junto a otra empresa argentina de vasta trayectoria, sinónimo del auto elevador a combustión (SAMPIMÓVIL=, también en crisis terminal, es comprada por el empresario Franco Traballoni, quien unifica las dos plantas en una, mudándose el personal de la planta de Sampi de Barracas a la planta de Martínez.
Para esa época, y debido a negocios previos de su nuevo dueño, AASA deja prácticamente de fabricar y se dedica a la comercialización y servicio post venta de la marca Balkancar de origen Búlgaro.
Esto dura poco tiempo. Se reduce considerablemente el personal y los que quedan en la empresa pasan a depender de una empresa formada por un gerente de AASA con la misión de prestar servicios de las marcas AASA, SAMPI y BALKANCAR y la venta de repuestos.
Al poco tiempo esta empresa dejó de existir.
Cabe destacar que de este tronco original han surgido varias empresas, algunas de las cuales aun operan en el mercado local.
Algunas de ellas son: Moviman S.A. / Electromotor S.A. / Ziclar S.R.L. / Talleres Tiber / ITEWAGNER / Autoelectric Company

Aún quedan en el mercado argentino numerosas máquinas construidas por esa empresa pionera de la industria del autoelevador local.

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