domingo, 23 de marzo de 2014

Campagnaro

A continuación, la historia de Pulverizadores Campagnaro, escrita por Cacho Campagnaro. Este ha sido compartido por Museo y Archivo Histórico Comunal "Don Vicente Lopez" Pavón Arriba.

“Corría el año 1973 (fecha aproximada) que junto a mi hermano Oscar Alcides (el Toto) teníamos un pequeño taller de compostura de herramientas agrícolas, afilado de cuchillas, guadañadoras y rejas de arado; nuestro juvenil ímpetu, a pesar de la precariedad de nuestro taller, era poder fabricar herramientas modernas, tal es que comenzaron a salir fabricados por nosotros: guadañadoras aplicadas al tractor; los primeros marleros recolectores de marlo en las cosechadoras, elevadores a sinfín; en esa época llamados chimangos; rastras rotativas; pulverizadores a tracción a sangre y tractor; como toda clase de insertos y reformas.
            En ese tiempo un señor, chacarero de ésta zona, hombre muy capacitado para la mecánica (Nicolás Rucci, ya desaparecido), había motorizado un pulverizador, Berini de tracción a sangre con un viejo motor de dos cilindros de aproximadamente 10 h/p, el cual se enorgullecía de pulverizar su campo con dicho aparato. Tomando su inventiva, yo Orfelio Ubaldo Campagnaro consulté a mi hermano Oscar, lo siguiente: ¿qué te parece si tomamos como referencia el aparatito de Don Nicolás y lo llevamos a diez veces más grande?; ¡tendría que salir un aparato de una acción fabulosa!. Ese día lo estudiamos y al otro día salimos a juntar los elementos necesarios para la construcción de lo que sería algo fantástico, de llegar a funcionar.
Primer paso: el carnicero, Don Dino Lunardi (ya desaparecido), tenía un desvencijado camión internacional año 1932 que por fortuna, el diferencial era de alta y baja. Segundo paso: motor y caja. Conseguimos un Diámont de 100 h/p de cosechadora Dering, de Don Lilio Meucci (ya desaparecido), que venía con su carenado y trompita de fábrica; una caja Ford de camión 47’. Ya terminamos lo esencial para empezar el experimento.
            A partir de ese instante, sin desatender nuestro taller, que era nuestro sustento, comenzamos la patriada trabajando de noche y días festivos. A los cuatro meses, aproximadamente, apareció en toda su magnitud un aparato desconocido y de un aspecto imponente. (La bondad de éste equipo se puede notar porque a pesar de sus 30 años y pico todavía sigue prestando servicio a una chacra de Teodelina). Bueno, ¡ya teníamos el aparato terminado!. Paso siguiente su prueba: un lote de trigo de 30 Ha. De un tío, Don Lorenzo (ya desaparecido), que tenía que pulverizar por el pulgón. Nos costó un poco convencerlo, pero.....Al otro día estábamos con el corazón en la boca dispuestos al gran evento: Usted imagínese, un lote de verde trigo de 10cm de alto, un alambrado de 7 hilos, apoyados en el alambre todos los colonos de Pavón Arriba nuestros amigos y clientes. Yo cronómetro en mano y mi hermano Toto al volante del adefesio. Se largó y lo increíble, en 30 minutos se aplicó la totalidad del lote de 30 Ha.
            Desde ese momento se corrió como reguero de pólvora la noticia de nuestro invento, (lo califico de invento y usted ya verá que no estoy fantaseando. El mismo día de nuestra prueba el Sr. Lilio Meucci pide que le pongamos precio y nos compra el equipo. Desde ese momento y hasta hoy, que nos estamos envejeciendo, nuestro quehacer fue fabricar Pulverizadores Automotrices. Refiriéndome al hecho de acreditarnos el invento, paso a narrar la historia que nos justifica, luego de un tiempo, al enterarse la revista “Acaecer”, dependiente del ACA, nos visitó y nos hizo una propaganda de una página (cosa que luego nos arruinaría el patentamiento de la máquina. Fue que a raíz de dos equipos que vendimos a unos Señores de Arequito, los cuales copiaron y salieron a la venta, un equipo idéntico al nuestro. Dadas éstas circunstancias, visitamos en Rosario un lugar dónde toman lo inventado y hacen todos los trámites de averiguar de otros posibles patentamientos hechos con anterioridad. Luego de dos meses de averiguaciones, llegan a la conclusión de que lo único patentado en el país era un fumigador automotriz de tres ruedas, fabricado por “Araus” y pulverizadoras automotrices de cuatro ruedas de la magnitud de nuestra máquina, no existía en el mundo. Estando todo listo para patentar, el Sr. Encargado de ese trámite pregunta como última posible causa si se había hecho publicidad de éste equipo. Bueno al decirle que la revista “Acaecer” había publicado un aviso, la tramitación y patentamientos quedaron nulos, y la fabricación libre para todo aquel que quisiera fabricarlo. Como nuestra preocupación era que otros nos copiaran el invento y tener que dejar de fabricarlo, nos pusimos muy contentos sin pensar lo bueno que hubiese sido haberlo patentado. Desde entonces nos hemos mantenido en un perfil muy bajo. Pero nuestros clientes y amigos hacienden a mas de mil.
            A través de los equipos fabricados hoy nuestra fábrica se encuentra en pleno trabajo y nuestros hijos son los encargados de llevar adelante la empresa, que siempre se distinguió por su construcción artesanal y la robustez y funcionamiento de nuestros equipos”. En la actualidad nuestra Pulverizadora “Full 2800L” cuenta con suspensión Neumática, Botalón de Riego de 36 surcos a 0,70cm, computadora, Banderillero satelital, circuito electrónico, aire acondicionado con carbón activado, radio y todo acondicionado a los más modernos elementos existentes en plaza"
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Desde mediados de la década de 2010, se dedica únicamente a la reparación y venta de pulverizadores autopropulsados de todas las marcas.

1 comentario:

ts norberto serafini dijo...

soy norberto serafini de inriville cba. comence a fabricar bombas para pulverizadores en el año 1977 marzo, conoci y le vendi bombas y accesorios, a campagnaro, fueron uno de los primeros junto antonio colangelo ancol, los emprendedores comienzan asi su historia, yo comence con una biciclet ue me regalo mi madre.
saludos a la familia campagnaro