Metalúrgica dedicada a la producción de cajas barredoras (accesorios repuestos), des obstructoras cloacas, recolección residuos industriales, recolectores residuos, trituradoras cuchillas, trituradores residuos, volquetes y rastras de tiro excéntrico.
Esta empresa fue fundada a mediados de la década del 40', especialmente en 1947 por Juan Bautista Cuffia, el cual fabricaba recolectoras de maní.
Su tan particular nombre, deriva del uso del acrónimo de cada uno de sus socios (donde se eligieron las primeras 2 letras del apellido de cada uno): BIanco - CUffia - PInciroli - ROmero.
Su slogan era "del sur al norte argentino, con implementos BICUPIRO".
Produce maquinarias para casi todas las municipalidades del país y varios países del exterior. Llegó a tener hasta 140 trabajadores en su planta y en 1987 festejó su 40 aniversario. Para aquel momento se habian dejado de producir cosechadoras, quedando apenas un lote de cosechadoras arbejeras con destino a Brasil (fabricadas a pedido, lo último que se fabricó de parte de Bicupiro).
Cambio de manos: En 2009, en medio de versiones cruzadas y desmentidas, la firma fue vendida por Omar Cuffia al empresario venezolano Salomón Yehia.
En 2011, la denominación social Elephantos S.A. se hace cargo de BI.CU.PI.RO y de su marca registrada. El cierre: lo último que se fabricó fueron equipos para la higiene urbana, compactadores y barredoras hasta el 2012. Muchos de esos equipos fueron para CLIBA Córdoba y Buenos Aires. Se expotaba a Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay y todo el país. Bicupiro lamentablemente en 2012 cerró definitivamente sus puertas.
COMO ANEXO, una nota a Oscar Cuffia en 2005 del diario La Voz del Interior. En aquel momento, era el único socio que había quedado en BiCuPiRo.
–Volvamos a su empresa: yo la recuerdo, 20 años atrás, como una firma...
–Grande...
–Sí, con alta producción y mucho personal.
–Llegamos a tener 160 empleados. En 2001, caímos a 38 y un día le dije a la familia: no quiero tener más empleados. Me quedo con esto. ¡Ya tengo 100 de nuevo!
–¿Pensó en cerrar en su momento?
–Era una empresa desaparecida. No podíamos luchar contra estafadores. La huida de dinero fue algo planificado, pero también estábamos los estúpidos.
–¿Pero pensó en cerrar tres años atrás o no?
–Se lo planteé a mi familia, porque tengo mis años y me daba cuenta que para remontar esto había que hacer un esfuerzo soberano, empezando por lo financiero.
–¿Y qué hizo entonces?
–Mirar qué había en el mercado. No veíamos la posibilidad de ventas. Entonces, salimos a buscar al personal más leal y nos enfocamos a reparar máquinas que ya habíamos vendido años atrás.
–¿Cuánto vale una máquina de recolección y limpieza?
–Hay de 150 mil pesos, 100 mil, 80 mil, 45 mil. De todo.
–¿Y entonces? ¿Les fue bien?
–La cuestión es así: si un intendente no limpia su localidad, la pasa mal. Nosotros en plena crisis pensábamos que iban a poner a los desocupados a barrer las calles con escobas.
–¿Y cómo seguirá la historia de Bicupiro?
–Es una firma familiar y, por lo tanto, el futuro depende de la familia. Toda empresa familiar requiere un líder, cuyas decisiones no siempre son compartidas. Pero el líder es el tipo que va para adelante.
Esta empresa fue fundada a mediados de la década del 40', especialmente en 1947 por Juan Bautista Cuffia, el cual fabricaba recolectoras de maní.
Su tan particular nombre, deriva del uso del acrónimo de cada uno de sus socios (donde se eligieron las primeras 2 letras del apellido de cada uno): BIanco - CUffia - PInciroli - ROmero.
Su slogan era "del sur al norte argentino, con implementos BICUPIRO".
Produce maquinarias para casi todas las municipalidades del país y varios países del exterior. Llegó a tener hasta 140 trabajadores en su planta y en 1987 festejó su 40 aniversario. Para aquel momento se habian dejado de producir cosechadoras, quedando apenas un lote de cosechadoras arbejeras con destino a Brasil (fabricadas a pedido, lo último que se fabricó de parte de Bicupiro).
Cambio de manos: En 2009, en medio de versiones cruzadas y desmentidas, la firma fue vendida por Omar Cuffia al empresario venezolano Salomón Yehia.
En 2011, la denominación social Elephantos S.A. se hace cargo de BI.CU.PI.RO y de su marca registrada. El cierre: lo último que se fabricó fueron equipos para la higiene urbana, compactadores y barredoras hasta el 2012. Muchos de esos equipos fueron para CLIBA Córdoba y Buenos Aires. Se expotaba a Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay y todo el país. Bicupiro lamentablemente en 2012 cerró definitivamente sus puertas.
COMO ANEXO, una nota a Oscar Cuffia en 2005 del diario La Voz del Interior. En aquel momento, era el único socio que había quedado en BiCuPiRo.
–Volvamos a su empresa: yo la recuerdo, 20 años atrás, como una firma...
–Grande...
–Sí, con alta producción y mucho personal.
–Llegamos a tener 160 empleados. En 2001, caímos a 38 y un día le dije a la familia: no quiero tener más empleados. Me quedo con esto. ¡Ya tengo 100 de nuevo!
–¿Pensó en cerrar en su momento?
–Era una empresa desaparecida. No podíamos luchar contra estafadores. La huida de dinero fue algo planificado, pero también estábamos los estúpidos.
–¿Pero pensó en cerrar tres años atrás o no?
–Se lo planteé a mi familia, porque tengo mis años y me daba cuenta que para remontar esto había que hacer un esfuerzo soberano, empezando por lo financiero.
–¿Y qué hizo entonces?
–Mirar qué había en el mercado. No veíamos la posibilidad de ventas. Entonces, salimos a buscar al personal más leal y nos enfocamos a reparar máquinas que ya habíamos vendido años atrás.
–¿Cuánto vale una máquina de recolección y limpieza?
–Hay de 150 mil pesos, 100 mil, 80 mil, 45 mil. De todo.
–¿Y entonces? ¿Les fue bien?
–La cuestión es así: si un intendente no limpia su localidad, la pasa mal. Nosotros en plena crisis pensábamos que iban a poner a los desocupados a barrer las calles con escobas.
–¿Y cómo seguirá la historia de Bicupiro?
–Es una firma familiar y, por lo tanto, el futuro depende de la familia. Toda empresa familiar requiere un líder, cuyas decisiones no siempre son compartidas. Pero el líder es el tipo que va para adelante.
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